07/12/10 En su fiesta de Cricket me colé

Antecedentes:

Resulta que en los últimos cinco días en Adelaide, se han estado jugando uno de los partidos más importantes en el mundo del Cricket: Australia – Inglaterra. Empezaron el pasado viernes y terminan hoy. Los partidos empiezan cada día a eso de las 10:30 am, hacen una parada para comer a las 12:30 y otro break a las 15:00 para tomar el té. Cada día el partido se termina a las 18:00 y así hasta el día siguiente. Hoy era el partido decisivo y me he colado en el Oval Adelaide para verlo. Os lo cuento.

Las reglas del Cricket:

Resumiendo a la máxima expresión del detalle. El Cricket es un deporte de caballeros que visten chándal largo y blanco, polo con la solapa levantada y sombreros para combatir el calor de distintas formas y estilos. Los dos equipos lo forman 10 jugadores. El lanzador de un equipo lanza una pelota roja a más de 100 km/h intentando tirar uno de los tres palos que hay detrás del bateador del otro, que debe intentar darle, sin que los otros jugadores del equipo contrario, o sea, del equipo que está lanzando la pelota, la coja al vuelo sin tocar  el suelo. Vamos, que unos son los que lanzan la pelotita roja, y los otros le tienen que dar lo más lejos posible, además de evitar que les tiren cualquiera de los tres palos que tienen detrás del bateador. A grandes rasgos eso es más o menos lo que yo he entendido estos días al verlo por la televisión y hoy en directo. Cuando lleve más tiempo aquí y conozca a algún australiano que me lo explique mejor os lo enseño.

La Fiesta:

Salgo de la piscina y decido regresar a casa caminando. El camino hasta casa pasa justo delante del Oval Adelaide Stadium. Sé que hoy juegan el partido decisivo porque en las noticias deportivas del diario“The Advertiser” no hacen más que hablar de este nuevo partido del siglo. Me acerco a la zona de entrada al estadio. La entrada general cuesta 20 dólares, pero a mí me gusta el riesgo y quiero colarme para ver el partido en directo. Todo el recinto está vallado excepto un pequeño trozo que da paso a unos baños que hay en la zona exterior del estadio. “Male Bathroom” pone en el letrero. Entro y aprovecho para mear. Mi vestimenta es de lo más adecuada. Llevo puesta mi gorra negra, mis gafas de sol y la mochila de la piscina. No me diferencio demasiado del resto de hooligans, solo que en mi mochila está la ropa de la piscina y  en las suyas seguro que hay decenas de cervezas bien frías. Me voy metiendo en el Oval Stadium como si fuera un Aussie más (seguidor australiano) y tomo asiento en la fila 9 asiento 5 de la grada Sur. Soy un Ultra Sur Aussie y animo a mi equipo.

Creo que los ingleses nos están dando una paliza histórica. ¿Por qué siempre elijo el equipo perdedor, si además esta vez los dos equipos visten de blanco?

Los hooligans ingleses no dejan de animar, tocar la trompeta, cantar canciones de taberna y beber cervezas. Esto debe ser como estar en Wembley en una final de la Champions pero sin porterías ni penaltis. Mientras los hooligans cantan por enésima vez el “God save the Queen”, uno de sus lanzadores lanza la bola roja a más de 130 km/h antes de tirar uno de los palitos de madera que hay detrás del bateador australiano. Los hooligans se vuelven locos y me temo que hemos perdido el partido.

Inglaterra acaba de ganar el campeonato del mundo de Cricket delante de mis narices. Estoy desolado y vuelvo a casa cabizbajo pensando en la mala suerte de nuestro bateador estrella al no golpear esa maldita bola roja decisiva.

Son las 11:28 am en el Oval Adelaide Stadium y vosotros dormís ajenos a uno de los acontecimientos más importantes del mundo del deporte. Quizás alguno de vosotros habéis disfrutado conectando Teledeporte a eso de las 2:00 am para ver la humillante derrota de Australia (245) contra Inglaterra (615), que no tengo ni idea si son golpes a la pelota, carreras de los bateadores, perritos calientes comidos por los seguidores o cervezas por minuto que se han vendido en el partido. Lo peor de todo es que Australia ha sucumbido ante la todopoderosa selección de Cricket de Inglaterra.