Fin de la Primera Parte de las aventuras de Lorena y Sam en Australia. Si quieres saber cómo nos va:

Y ahora, ¿Cómo es el invierno en Australia?

http://yahoracomoeselinviernoenaustralia.blogspot.com/

miércoles, 23 de marzo de 2011

16/03/11 La insoportable levedad del chicle (o los resultados del médico)

07:00 am
La mano que aprieta el botón de la alarma del móvil no puede sujetar el resto del teléfono y se resbala sobre mi cabeza. Golpe sin sutura y estoy espabilado en menos de diez segundos.
“Nena, tenemos que levantarnos que hay que recoger los resultados del médico”, le digo a Lorena. Ella disfraza el sonido de un “si” con un “diez minutos más y ya”. No puede haber tregua cuando se trata de entrar en la ciudad a la hora punta. El dolor del telefonazo en mi cabeza ha hecho que hoy sea responsable. Toca desayuno de 450 calorías en forma de tortilla hecha con huevina, tomate hecho con tomatina y bacon compuesto de baconina. Vamos, que el desayuno es un fraude de plástico que sabe a todo menos a lo que tiene que saber. Lorena intercambia su tortilla de plástico por mis cereales de pájaro.
“Estamos de acuerdo”, me dice avanzando su mano derecha para que se la estreche.
“Estamos de acuerdo”, le contesto yo, cerrando el trato.
¿Cuántas veces se puede contestar a una pregunta con la misma pregunta? Podríamos empezar a hablar diciendo lo mismo en frases repetidas hasta el infinito y siempre estaríamos de acuerdo. Paradojas de la vida.
“Nene, abrígate que va a hacer frío”, me dice Lorena.
“Frio a mí. Como mucho me pongo el pañuelo gris y ya”, le contesto haciéndome el machote. Si nuestro Mazda 2 tuviese termómetro, esta mañana no subiría de los 15ºC. Hace frío, pero me callo y disimulo.


8:00 am.
El sabor de plástico de las dos tortillas prefabricadas no se va ni lavándome los dientes, ni siquiera enjuagándolos con el Listerine mentolado extra fuerte. Decido que lo mejor es meterme un chicle de menta en la boca y esperar que el tiempo y el camino hagan el resto.
Main North Road ha quedado desterrada como vía principal de entrada a la ciudad. Ahora tenemos nuestro remanso de paz en Prospect Road.
“Qué maravilla venir por aquí”, comenta uno de los dos.
Diez metros más tarde, una fila interminable de coches hace que nuestra entrada a la ciudad sea igual de larga que yendo por Main North Road.
“Si antes hablamos…”.
Es inevitable. No creo que dos españoles que hace menos de 5 meses que están aquí hayan descubierto un camino alternativo que nadie más conoce. La hora punta en cualquier carretera que elijas, es la hora punta. Los discos de música dan vueltas en nuestro reproductor de CDs. Puedo acertar la siguiente canción si aprieto aleatoriamente cualquier botón del reproductor. Lorena me avisa de que el único semáforo de Prospect Road vuelve a estar verde.

8:55 am
Tenemos cita dentro de 5 minutos en el mismo edificio al que fuimos el viernes pasado a hacer la primera parte de la revisión médica. 55 Currie Street, 8ª planta. Aparcamos el coche a cinco minutos del lugar y llegamos con el agua al cuello a la cola de asiáticos que también están esperando para hacerse la misma revisión médica.

9:10 am
Lorena tiene nuestros pasaportes en su bolso. Justo cuando la recepcionista número 2 nos llama para que vayamos hasta su sitio, la cremallera del bolso se rompe. Lorena intenta abrirlo sin suerte. Estira para un lado, para el otro, pero la cremallera no cede. Esta parada. Son esos momentos de tensión y risas forzadas en las que no sabes qué decir. Si tuviese tres naranjas en mi bolsa negra, las sacaría inmediatamente y me pondría a hacer juegos malabares con ellas para distraer un poco la situación. O mejor aún, sacaría una baraja de cartas y le diría a la recepcionista número 2 que eligiese una de entre el montón. Por suerte, Lorena consigue abrir su bolso antes de que tenga que hacer el payaso.
Mirada intensa de la recepcionista 2 hacia la fotografía de nuestro pasaporte. Mirada intensa hacia nosotros. Vuelta al pasaporte. A nosotros. Pasaporte. La recepcionista 2 lo hace todo con intensidad. Nos da el visto bueno como parecido aproximado a nuestros dobles en las fotos del pasaporte y nos manda sentar en la sala de espera.

9:15 am
Lorena me pide por favor que le traiga un vaso de agua. Hay uno de esos bidones de 5 litros en la otra parte de la sala. Cuando me levanto le enseño a todos los asiáticos de la sala mis calzoncillos “Morning Doubts”
Duda de la mañana: saber si  los asiáticos van a ser capaces de reconocer su nombre cuando salga el médico a llamarlos para que entren en la sala de visita.
Un médico a punto de jubilarse aparece en la sala de espera en donde estamos todos y dice un nombre más o menos así:
“Sun Shan Shin Sun …Sin…Shun”, cuando termina de nombrarlo hace una mueca como diciendo: “Vaya tela, lo que acabo de decir seguro que no tiene nada que ver con el nombre real del tipo que sea”.
Increíblemente hay un tipo que se levanta de inmediato, sin inmutarse, diciendo que es él. El médico pone cara de flipar, “pero si lo he dicho a voleo”, piensa mientras mira al techo y desaparece por el pasillo.

9:25 am.
En el momento que Lorena y yo nos estamos cambiando el pañuelo que hemos traído esta mañana para parecer más fashion, aparece nuestro médico. Nos llama diciendo nuestro nombre con bastante buen sonido: “Saimiuel y Liorienia”. Es uno de esos médicos guapos, de pelo cano, deportista y que se debe tirar a la mitad de las enfermeras del centro, pero que ha dicho nuestros nombres con un exceso de “ies” que no venía a cuento.

Tiene colgada una bicicleta Giant detrás de su mesa. Lorena intenta ser agradable y le da conversación diciéndole que tiene una bicicleta muy bonita. El atractivo médico está poniendo cruces a nuestros resultados de sangre y no le hace caso. No tenemos Sida, ni hepatitis, ni ninguna enfermedad rara. Intuimos, porque el tipo no abre la boca.
Sólo la abre para decirme que me siente en la camilla. En ese mismo momento me doy cuenta de que todavía tengo el chicle de menta en la boca. Lo intento esconder, porque ya es demasiado tarde para lanzarlo a ningún sitio. Me mira la tensión, me ausculta el pecho y coge uno de esos palos para ver cómo tienes la boca.
“La puta, y ahora que hago con el chicle”, pienso. “Lo intento esconder entre las muelas y ya está”.
El médico aburrido introduce el palo en mi boca y caza a la primera el chicle. Lo pega en la punta del palo y lo saca con cara de asco.
“Oh, sorry, sorry”, le digo. Sacando el chicle pegado en el palitroque.
El tipo ni sonríe. Termina conmigo y llama a Lorena para inspeccionarla. Como ella no comió tortilla de plástico no ha necesitado de ningún chiclede menta para matar el sabor a plástico.


9:35 am
La inspección del médico aburrido ha sido un éxito (si quitamos la caza del chicle de menta en mi boca). Nos dice que esperemos un momento en la sala de espera, que le falta rellenar unas cuantas cruces más y que ya nos podremos ir con nuestros resultados.
Una recepcionista que no es ni la 1,ni la 2 ni el doble de Bisbal con pluma que se pasea por la recepción como una reina de cabaret, nos llama y nos recibe con un simpático: “Hola”.
Que alguien te diga hola a éstas alturas de la película es de agradecer.
“Todo está muy bien. Ya podéis enviar los resultados a Melbourne junto con el resto de papeles y pronto seréis un Residente Permanente más”, nos dice la recepcionista simpática con don de lenguas.

9:55 am
Salimos contentos de nuestra última visita al médico. El ticket del parking que le pusimos al coche hace diez minutos que caducó. “Esperemos que no haya pasado todavía el cobrador del frac”, le digo a Lorena. Que me mira sorprendida y cuando va a decir algo, nos tropezamos los dos con el mismo bordillo que estaba levantado en la acera y por poco nos caemos de bruces contra el suelo y nos rompemos todos los dientes. Por suerte hemos reaccionado con buenos reflejos y estamos sanos y salvos. Y con la revisión médica para el visado a punto.


Son las 10:00 am en España cuando termino de escribir nuestra pequeña aventura médica de hoy. Aquí, a las 19:30 de la tarde, ya es hora de cenar: espero que la cena no sea de plástico.

4 comentarios:

  1. Bro la primera foto es una mezcla rara,es comida para pajaros,la cosa esa con huevina....y lo otro so what??

    ResponderEliminar
  2. VIsto lo visto la sanidad australiana tiene un pinta super guapa.....VIVA LA PRIVATIZACION!!!!

    ResponderEliminar
  3. HOLA LORENA YSAM valla dia que abeis tenido entre resultados chicles en la boca medicos GUAPOS Y rececionistas despistadas pero suerte que estais los dos y asi es facil aguantarlo a bueno y que por fin aveis escuchado hablar en español por lo menos a una persona las faltas de ortografia
    las perdonais BESOS Y ABRAZOS CHAAAAAAO

    ResponderEliminar
  4. que manera de comenzar el día, la verdad los cereales parecen comida de pájaros,no se como están de sabor.Pasar juntos a la consulta medica está bien y mejor porque no estaís enfermos. UN biquiño mami

    ResponderEliminar