22/02/11 No te duermas jugando al Trivial

El médico de Michael Jackson ha decidido pasarse esta noche por casa. Son las 22:00 y viene con la intención de diagnosticarme una enfermedad, por lo menos. Yo le digo que estoy bien, que no necesito ninguna pastilla de las que lleva en la mano con una calavera dibujada. Por supuesto no le dejo pasar a casa, le digo que se vaya a buscar a otro al que molestar y me mantengo firme sujetando la puerta de la entrada.

“Tú mismo, pero siguiendo el patrón de la Real Academia de Medicina de la que vengo, tú padeces un trastorno del sueño: eres narcoleptico a partir de las diez de la noche”, me lo suelta con cara desafiante, sin titubear. Al principio me asusto, pero si lo pienso fríamente, en parte tiene razón. Es pasar un minuto de esa hora y los ojos se me empiezan a cerrar sin que pueda controlarlos.

Lorena me pregunta que con quién hablaba, le digo que era el repartidor de catálogos y   me siento en el sofá junto a ella.

Por la televisión australiana no dejan de emitir anuncios a todas horas, así que a Lorena se le ocurre que podríamos jugar al Trivial Pursuit y pasar de la televisión. Yo sigo pensando en lo que me ha dicho el médico de Michael Jackson a la vez que le digo que sí a Lorena para que juguemos un Trivial. Cuando salimos de España, en la maleta teníamos claro que tenía que venir con nosotros el Trivial. Un poco de ropa, la bicicleta, el equipo de submarinismo y el Trivial. Qué más se puede necesitar para sobrevivir en Australia.

“Vale, pero nos vamos a la cama, que luego nos cuesta mucho levantarnos del sofá”, le comento mientras noto que el peso de la gravedad sobre mis ojos es algo superior a los 9.8 m/s² habituales.

 “Hoy te voy a dar una paliza”, me contesta más segura de lo habitual.

La narcolepsia que me acaba de diagnosticar el médico de Michael Jackson hace su primera aparición en el momento de tirar los dados para ver quién empieza antes.

Tiro yo: 5. Lorena saca un 1. Empiezo yo, sin que ella se haya dado cuenta de mi primera desconexión.

Lanzo el dado. 6.

Espectáculos.

“¿De qué color eran las lágrimas de Bebo Valdés y Diego el cigala? Vaya tela, empezamos con las fáciles”, me dice Lorena.

Sin dudarlo: “Negras”, le contesto yo.

Empezar con un acierto siempre es bueno. Y a mis ojos narcolepticos también les viene bien el acierto.

Vuelvo a tirar. 4

Lorena tarda más de lo habitual en leerme la pregunta. La almohada me acoge con tanta delicadeza que empiezo a notar los parpadeos cada vez más rápidos.

“Eh…, nena léeme ya la pregunta”, le digo.

“¿El nombre de qué pueblo…significa…los que comen carne cruda?”, Lorena ha ido haciendo paradas exageradas cada tres palabras. Mi narcolepsia es evidente porque se me han cerrado los ojos demasiado tiempo mientras pensaba la respuesta.

“No tengo ni idea”, le digo.

Tarda en decirme la respuesta, pero al final sé que son Los Esquimales.

Es el turno de Lorena.

Sus dados siempre van a parar a la pregunta con quesito. “Vaya otra vez un 5”, me dice.

Geografía.

“¿Qué isla canaria…?”, mis ojos se cierran antes de terminar la pregunta, pero la termino de decir haciendo un gran esfuerzo: “presume de su famoso drago milenario?”.

“Tenerife”, sin titubear. Otro quesito y sigue adelante.

En algún momento que no recuerdo, Lorena falla y me vuelve a tocar el turno a mí.

Pregunta de deportes. La narcolepsia es cada vez más aguda.

“¿Qué brasileño, apodado “Mano Santa”, ha sido el máximo anotador de la historia del baloncesto?”, la pregunta parece clara, pero entre el inicio de la misma y el final, me he desconectado de la realidad tres veces. Me suena que estoy en deportes. Tengo que dar una respuesta rápida. Deportes. Mano Santa.

“Zidane”, le suelto a Lorena.

Ella por supuesto se parte de risa. “Si neno,si. Zidane era la mano de Dios”.

Su turno. Mis ojos ya no pueden disimular. Pero no quiero dejar de jugar.

Dados: 2. Arte y Literatura.

Tengo que leer la pregunta pero la narcolepsia me está dejando fuera de juego.

“¿En qué libro…se cambia de campo en Voley-Playa?”, creo que con el pestañeo de mis ojos me fui a otro tema.

Lorena se lo pasa en grande. “Micky Mouse”, contesta ella sin parar de reir.

“Va tómatelo un poco en serio, es que estoy un poco cansado”. Menuda excusa. Ha fallado. Me toca.

No recuerdo qué número sale en mi dado, pero elijo Historia.

“¿En qué región, citada en La Biblia… (Aquí me quedo con los ojos cerrados, el pobre de mi cerebro pilla la pregunta cómo puede y me la transmite de la mejor manera que sabe)  “le quitó el balón un futbolista con un teléfono móvil?”, así queda la pregunta según lo que mi cerebro ha pillado. “Y ahora que contesto yo…”, voy pensando en un momento de lucidez entre narcolepsia y narcolepsia. Me suena que la pregunta era de Historia o de Arte. Cierro los ojos.

“La lotería de Navidad”.

Lorena ya no puede más. “Será mejor que lo dejemos para mañana, porque hoy te veo un poco espesillo”, me dice con una sonrisa divertida.

Cierro los ojos. Sin que los dados me digan en dónde he caído, elijo para mí mismo Ciencia. “Va la última”, le pido a Lorena. Ella accede y me pregunta.

“¿Según la revista “Forbes” cuál es el personaje de ficción con mayores ingresos?”, la pregunta la he escuchado perfectamente porque me he ido peñizcando las pelotas sin parar. Hay que ir sobre seguro.

Mientras pienso no me toco nada, con lo cual el resultado es parpadeo y desconexión.

Regreso al presente que no existe y por lo menos sé que tengo que contestar algo sobre un personaje.

“Los esquimales”, y entonces Lorena partiéndose de risa, recoge el tablero, lo apoya sobre la silla de la habitación y apaga la luz.

“Ale, buenas noches”, sin parar de reír.

Cuando me quedo a solas con la oscuridad, la narcolepsia remite y empiezo a sentir que de un momento a otro van a pasar las horas sin que consiga dormirme. He pasado de ser narcoleptico a ser insomne. Entre las rendijas de las cortinas de la habitación, una sombra alargada se pasea por fuera de la casa. Estoy convencido que el médico de Michael Jackson sigue ahí fuera esperando para diagnosticarme con otra enfermedad que no tengo.