Dentro de mi iPod de 60 gigas de memoria esta la historia de la música. De lo que es mi música. Y de las historias que yo quiero contar. No importa si no me entendéis ahora, lo que viene a continuación es lo que me puede suceder si enciendo mi iPod y le doy a la opción “Random – Aleatoria”. Mi iPod me cuenta historias de la música que sólo yo sé. Suenan canciones. Y os cuento historias.
Smells like teen spirits, Nirvana (1991)
El 20 de febrero de 1994, Kurt Cobain entró en el Club 27; ese grupo de músicos que fallecieron a la edad de 27 años, generalmente por abusos de alcohol, drogas, suicidios o bajo extrañas circunstancias. Hendrix, Morrison, Joplin…Cobain sabía que aquel cumpleaños iba a ser el último. No apagó todas las velas que su mujer le había puesto encima del pastel de chocolate y marihuana porque ya no había motivo para pedir otro deseo más. Sabía que tenía que elegir un día para terminar con su vida. El tipo que le regaló aquel mechero blanco se lo había dejado muy claro. “Vas a ser Dios, como lo fueron ellos, pero desde el día que cumplas 27 años, la cuenta atrás empezará a contar”. El tipo podía estar disfrazado de vendedor de helados y no ser Dios. Cobain sabía que había hecho un trato con el diablo. El mechero blanco era la prueba definitiva. Existe una superstición en la cultura musical mezclada con drogas que dice que el uso de un encendedor blanco atrae a la mala suerte. Esta superstición se cumplió en 4 de los 5 miembros del Club 27 (Cobain, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison) poseían un encendedor blanco cuando fallecieron. Otra superstición dice que los músicos de este famoso "Club" tenían una deuda pendiente con el "diablo", el cuál les ayudo a alcanzar la fama e influencia lograda en vida.
El 4 de abril de 1994, Kurt Cobain se guardó ese mechero blanco en el bolsillo de su vaquero, cogió una escopeta, se apuntó a la cabeza y entró en el Club 27. Rest In Peace.
I Guess That's Why They Call It The Blues, Elton John (1983)
Elton John deja de morder la almohada en el mismo instante que siente a su hijo Zachary llorar desconsoladamente. Se incorpora de la cama y le pide a su marido David que le cambie el pañal.
“Esta cagada, te toca limpiarla a ti”, le dice Elton a David.
“Son las 4:00 de la mañana. Es la hora del biberón de las 4:00”, le contesta David con dolor en los brazos, como si acabase de hacer 250 flexiones.
“Si ya comió hace dos horas, cuando empezamos…”, Elton sonríe pícaro.
“Lo de hace dos horas fue la cagada de después del biberón de las once de la noche”, David tiene más controlado el tema del niño. Primero come, luego caga. Las comidas a las horas pares se las da Elton y los cambios de pañal dos horas después (siempre que sea hora impar) lo hace David.
“Me parece que éstas manías tuyas de tenerlo todo tan controlado, me está descontrolando”, dice Elton, que ya está junto a Zachary, lo coge en brazos y le huele el pañal.
“Pues sí, no huele. Debe ser que le toca comer” a Elton John no le apetece nada preparar otro biberón de leche. Está cansado y tiene la nuca llena de babas. Mientras se pasa un trozo de papel de váter por el cuello, se acerca a David y le acaricia el pelo.
“Venga hazlo tú, y mañana te compongo una canción de amor que será el single de mi próximo disco”, le dice Elton. A David le pierden las canciones de amor que le dedica su marido. Y aunque sabe que no será tan grande como su canción favorita, le dice que si con la mirada y se dirige a la cocina a prepararle a Zachary el biberón de las 4:00.
“Me puedes Elton, me puedes”. David desaparece por el pasillo, todavía le duelen los brazos.
Tubular Bells, Mike Oldfield (1973)
Mike Oldfield se levantó una mañana de 1973 con una sola música en su cabeza: Tin-tin-titin, Tin-tin-titin…Sacó el pentagrama que dejaba siempre sobre la mesilla de noche y empezó a escribir las notas: "Tin-tin-titin (sol-sol-fa…)”, escribía Mike con los ojos en blanco. Corcheas, semifusas, negritas, blancas y redondas, danzaban sobre las rayas del pentagrama como el rabo recién cortado de una lagartija.
Durante semanas, el joven Mike fue creando su gran obra sin la ayuda de nadie. Transpiraba felicidad. En el instituto repetía el tono adecuado, la entrada perfecta para la segunda parte de la canción. Pero no era una canción. Era la mayor obra jamás escrita por nadie. Mike Oldfield desayunaba, comía, merendaba y cenaba con su obra dentro de la cabeza. Seguía levantándose cada mañana con esos acordes hipnóticos que le harían tan famoso. Tocó todos los instrumentos para su primera maqueta de la obra. El repique de campanas tubulares dentro de su mente le estaba marcando el camino para hacerle un hueco en el mapa mundial de la música moderna.
Llevó su obra acabada a unos estudios que empezaban por aquella época su andadura musical: Virgin. Su joven propietario enseguida vio la gran repercusión que tendría esa obra. Mike Oldfield seguía escuchando el tintineo cariñoso de las campanas dentro de su cerebro. Se acostaba con el Tin-tin-titin, Tin-tin, titin…y se levantaba con la misma música. Durante semanas, durante meses, durante años, incluso después de haber acabado su obra.
38 años después, Mike Oldfield sigue levantándose cada mañana con el mismo sonido pesado en su cabeza. Cada mañana con el dichoso: Tin-tin-titin, Tin-tin-titin…
Durante esos años compuso otros discos, alguna banda sonora que gustó o canciones que no estaban mal. Incluso llegó al número 1 con una canción que escribió para su hermana Sally y que todo el mundo ha tarareado alguna vez.
Esta mañana, Mike Oldfield se ha vuelto a levantar con el mismo sonido campanero dentro de su cabeza: "Tin-tin-titin, Tin-tin-titin...
"¡Me cago en las putas campanas de los cojones!; ¿cuándo van a salir de mi cabeza?”: grita Mike metido en su cama redonda moviendo su cabeza de un lado a otro como un poseído. Mañana por la mañana, cuando Mike Oldfield se levante de su cama redonda, lo hará con una sola música en la cabeza: "Tin-tin-titin, Tin-tin-titin...".
Mi iPod de 60 gigas tiene muchas más historias de la música cómo éstas. Ahora voy a recargarle la batería que se ha quedado al 10% y la barrita ya esta roja. Otro día os cuento más historias.
Como se las gastas elton,es un pillin...
ResponderEliminarMurio con un año menos que cobain pero igual o mas geniall que el de seattle http://www.youtube.com/watch?v=9IUqN9ozmhw
ResponderEliminarCristian, pero tú a qué hora te levantas?
ResponderEliminarSon peligrosas las drogas,los mecheros blancos pienso que son una superstición. Las personas que
ResponderEliminarcreen en esas cosas lo pasan fatal. Un bico, mami
HOLA SAM Y LORENA suerte que tu no fumas por eso nunca tendras un mechero BLANCO y si tienes que encender la cocina azlo con cerillas
ResponderEliminarque grande MIKE OLDFIELD Y la letra chachi piruli
CRISTIAN CASI NO SE ACUESTA
BESOS PARA LOS DOS