Fin de la Primera Parte de las aventuras de Lorena y Sam en Australia. Si quieres saber cómo nos va:

Y ahora, ¿Cómo es el invierno en Australia?

http://yahoracomoeselinviernoenaustralia.blogspot.com/

sábado, 29 de enero de 2011

23/01/11 Barbacoa de 10 horas en Parafield Gardens (II)

¿Cuántas veces has visto en una película americana a un tipo sentado en un flotador gigante, con gorra de béisbol de medio  lado, bañador hortera hasta las rodillas y gafas de sol, bebiéndose una cerveza dentro en una piscina? La primera imagen al llegar a casa de Melanie y Tom fue esa. Dentro estaban también Jared, Rob y Tom.
“Os compráis los que queráis comer, os traéis lo que queráis beber y venís cuándo queráis: nada más”, nos dijo Melanie el día anterior, cuando le preguntamos qué teníamos que llevar a la barbacoa.
Pues eso, compramos pollo, tomate, champiñones, bacon, cervezas, helados, ginebra y tónica. Lo metimos todo en la nevera gigante que tienen en el jardín y nos sentamos a esperar al resto de invitados.
Luca tiene 9 meses pero por tamaño podría ser un niño de dos años. Jugamos con él antes de que Tom pusiese la red de voleibol en medio de la piscina. Mis ojos ya no se fijaban en el pequeño. Yo era ahora el niño que estaba deseando meterse en la piscina. Llega la pareja mohína. Ella se sienta. El chico retraído se mete en la piscina sin decir esta boca es mía y empieza el partido. Falta un jugador. Tom me pregunta  si quiero jugar con ellos. “Si quiero jugar, tío, no me apetece nada más en el mundo que jugar a lo que sea dentro de esa piscina”, pienso a la vez que le digo el “Yes” más sincero del día.
Tener una casa con jardín está bien. Muy bien. Pero tener una casa con jardín y  piscina, es superior. Nos pasamos un buen rato lanzándonos la pelota de una parte a otra de la red dentro de la piscina. 

El hambre se empieza a sentir en nuestros estómagos. Ya es hora de la barbacoa. Tom, que es un buen anfitrión se dedica a poner toda la carne en el asador. Yo me siento junto al DJ de la velada. Hablamos de música, que es el mejor tema que puedes sacar cuando tienes un buen nivel musical como el mío.
“¿Este grupo es australiano, no?”, le pregunto al DJ.
“No, man, éstos son norteamericanos, son los Chimpún in the Sky”, me dice el tipo.
“Ah”, contesto ignorante. La siguiente canción que suena es la mía. “Si, éstos sí que son aussie, ¿no?”, le digo ahora, pensando que el acento que se intuye en lo que cantan es australiano.
“Que va, son canadienses de Vancouver”, me contesta.
Me quedo planchado. Os juro que mi cultura musical era decente. Desde que hablé con el DJ ya no pienso lo mismo.
“Mira te voy a poner a un grupo australiano. Estos tocan Reggae haciendo cover de discos míticos. Este es el cover del “Dark Side of the Moon”…”
“De Pink Floyd”, le digo antes de que él acabe la frase, para que se dé cuenta de que sé de qué está hablando.
“Si, tío de los Floyd”, y claro, entonces se enciende el primer porro de la tarde.

No dejo de mirar a Tom y a Rob. Es increíble lo mal repartido que están a veces los genes familiares. Melanie no deja de estar pendiente de Luca. Regis y Celine se marchan a escuchar canciones infantiles en francés para que en su acento sigan patinando las erres. El DJ deja al grupo australiano que toca Reggae en el equipo de música y se marcha. La pareja mohína se ha marchado antes de que Tom le ponga petardos a las salchichas para hacerlas explotar. Más cosas de películas americanas en esta parte de South Australia. Maureen y Jared también se marchan a pasar la tarde con la hermana de él, pero luego volverán.
La comida está esparcida por la mesa del jardín. Las moscas que no se meten en mi boca, prefieren comerse los restos de carne que ha quedado. Luca se va a dormir a las siete de la tarde y no se despertará hasta las 6:30 de la mañana. Todo un campeón.

Es el tiempo de las Margaritas, del tequila, de los Gin Tonic sin pepino y de sentir que la cabeza está dando vueltas dentro de la música repetitiva del grupo australiano. Prefiero el original de los Pink Floyd y me encanta jugar a voleibol contra Lorena dentro de la piscina. No importa quién gana.
Regresan Jared y Maureen de comer en un restaurante griego. Llega la pareja que ha venido a beberse hasta los floreros y es relativamente fácil de entender de qué habla el chico. Sus frases están  construidas de tres palabras: una es “Man”, otra es “Fuck”y la que falta tiene que darle sentido a toda la frase. Intentad construir frases con esas tres palabras, él lo hace. El tipo es un genio de la gramática inglesa.

Es tiempo de fotos. Lorena ya no se acuerda de que no quería enseñar las fotos de nuestra boda y se las enseña a todos. Los chicos aguantan una carpeta de fotos. Las chicas siempre quieren más si se trata de fotos de boda.
“¡Qué guapa estabas, Lorena!”, le dicen todas. “No es que ahora no lo estés, pero…”, las risas de excusa y de exceso de alcohol en muchos se hace notorio. Es tarde. El reloj está a punto de dar la hora de la segunda zambullida en la piscina. La noche refresca, pero quien no aguante un poco de piscina a estas alturas del día no sabe lo que se pierde. Yo duro medio minuto dentro del agua. Estoy congelado y me salgo de la piscina como si dentro hubiese un tiburón a punto de comerme los pies.

Dibujos en la mesa para que quede constancia de la noche de nuestra primera barbacoa australiana. La última pareja se revuelca por el césped sin poderse aguantar de pie. El tipo solo dice dos palabras. “Fuck y man”. Ya no puede ni construir frases. Ella pide perdón y se va a dormir. Todos se van. Melanie baila canciones de Manu Chao. Lorena me dice que ya tenemos barbacoa y la vemos con la luz del iPhone.
50 dólares por la barbacoa antigua de Tom y Melanie. Una ganga.
Le faltan dos minutos a las 3 de la madrugada para que deje de existir por hoy. Todos se quedan a dormir en casa de Tom y Melanie. Nosotros solo tenemos 2.5 kilómetros de coche para llegar a casa. 

“Ha sido una barbacoa genial, muchas gracias por todo”, le decimos a Melanie. Que sigue escuchando esas canciones que son geniales para conducir; cuando el sol esta a punto de ponerse y nada en la vida es más importante que saberse cuál es la siguiente frase de la canción.
Un abrazo, dos besos y a dormir.

Eran, ¡las 4:30 de la madrugada!  y nos teníamos que levantar a las 9 de la mañana para hacer de voluntarios contra el Cáncer en el Tour Down Under. Hoy no quiero ni saber qué hora es en España. Nos vamos a dormir ya.

1 comentario: