Fin de la Primera Parte de las aventuras de Lorena y Sam en Australia. Si quieres saber cómo nos va:

Y ahora, ¿Cómo es el invierno en Australia?

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martes, 1 de febrero de 2011

26/01/11 Mi primer Triatlón en Australia

Las locuras, o se comparten o la vida es aburrida. Lorena ha decidido ser mi fan número uno y eso tiene una serie de contratiempos que empiezan con los madrugones para seguir a tu ídolo.
6:45 am, Australian Day.
No ha dejado de llover toda la noche encima de nuestro techo. El tiempo no ha dado tregua, pero entre las rendijas de las cortinas se ven los primeros rayos del sol. “Hay Triatlón el Día de Australia”, me animo mientras mis ojeras están a la altura de las rodillas. Tengo todo el material preparado: el traje de triatleta, la bicicleta (o Ferrari), las zapatillas para correr, las de la bici, las gafas para nadar, las gafas para el sol, los tapones de cera para los oídos, el casco para la bici, las toallas, la crema solar 30 +, las barritas energéticas, el plátano, los cacahuetes, el agua congelada, el chocolate deshecho, la manzana de Adán, el perro de San Roque y las llaves de Matarile. Todo preparado para mi primer triatlón en Australia.

7:30 am, West Lakes, Triathlon Challenge: 1200m Swim, 33.6 Km Cycle, 8 Km Run.
Ese es el desafío de hoy. Casi un triatlón Olímpico. Llegamos al parking de West Lakes con las ruedas de la bicicleta pidiendo aire. Nunca tienen bastante. A nuestro lado, un triatleta de más de 50 años está inflando las ruedas de la suya. Le pido la bomba de aire con señas; que es como hablar de la misma manera que hacían los indios en las películas de vaqueros: “Tú dejar bomba para mi, poder inflar ruedas también, yo”. El tipo me entiende perfectamente. El idioma de los signos siempre funciona.

La bici ya está contenta. Mi cuerpo me pide un par de cacahuetes y un trozo de barrita energética. Tengo que recoger mi número,  el gorro de silicona para el agua y colocar mis cosas en el sitio que me corresponda. En España, cada dorsal tiene su espacio. Aquí, el primero que llega elige sitio. No hay los típicos seguratas que no te dejan entrar en la zona de boxes si no tienes tu casco de bici puesto, o tu número bien visible. Lorena entra conmigo hasta el lugar dónde voy a dejar todo el arsenal de material que necesito para las tres pruebas.
Se acerca la hora de la salida y la zona de baños es lo más solicitado del lugar. Visita rápida y un par de nervios menos que transportar dentro.

Estoy en la categoría 35 – 44 age. Gorro verde chillón y los últimos en meternos en el agua. Antes salen los niños, las mujeres, los veteranos y los adolescentes. El grupo más numeroso siempre es donde yo estoy. Tenga la edad que tenga. Esta científicamente comprobado.

9:20 am, 1200 m Swim.
La mejor noticia para Lorena es que no tenemos que nadar en mar abierto. Lo que supone que no hay peligro de ataques de tiburones, medusas o caballitos de mar. El nombre del pueblo da una ligera idea de dónde tenemos que nadar. El lago esta a una temperatura perfecta. La mayoría de triatletas va con neopreno. Yo soy un machote español y paso de ponérmelo.
“30 segundos para la salida a los del gorro verde”, anuncia el juez. Última mirada cómplice con Lorena y a nadar.
El agua del lago sabe a sal. Un trago es suficiente para saber que no quiero probarla más. Me encuentro bien dentro del agua. Las gafas se empañan y sigo de refilón las bollas amarillas que tengo que alcanzar. La primera parece que nunca llega. La segunda llega en el momento adecuado. Ultimas brazadas antes de salir del agua y empezar las cuatro vueltas al circuito de bici.

23:35 minutos después de las 9:20 am, 33.6 Km Cycle.
Nunca encuentro el lugar donde está mi bicicleta cuando salgo del agua. Suerte que Lorena está cerca y me indica dónde está.
“Churri, en la penúltima barra”, me grita.
El bidón de agua congelada ya está caliente. Las barritas de chocolate parecen muestras de crema para la cara y los calcetines cuando tienes los pies mojados, nunca son fáciles de colocar. Me voy sin calcetines y empiezo mi parte ciclista con las pilas cargadas.
Hay que compartir la carretera con los coches que van a celebrar el Australian Day. Un montón de banderas australianas ondean en los coches, te dan una idea de que hoy es un día especial para los aussie. El circuito bordea al lago por dónde hemos nadado. No puedo hacerle caso a mi antiguo entrenador en Barcelona, David Left, de coger rueda de ningún ciclista. Te penalizan si vas a menos de 7 metros de distancia del ciclista que va delante de ti.  Si quieres adelantar, tienes que hacerlo con cuidado de que no venga ningún coche por tu derecha. 
No parece difícil contar hasta 4. Pero encima de la bici a veces no sabes si la vuelta que empieza es la 3 o si es la 4, y tienes que terminar. Mis dedos  no fallan y después de la vuelta 3 viene la 4. Me bajo de la bici y me preparo para mi última parte del triatlón.

1:02:48 después de subirme a la bici, 8 Km Run.
La bicicleta se tiene que volver a poner en el mismo lugar de donde la cogí antes. Ahora Lorena está pendiente de las fotografías y tengo que buscar mis cosas por mí mismo. No hay fallo. Ahí están mis zapatillas de correr. “Calcetines sí o no”, me pregunto mientras me voy quitando el casco de la cabeza. Decido que perdería demasiado tiempo poniéndome los calcetines y salgo sin ellos, sólo con las zapatillas para correr los 8 kilómetros finales.
Un vaso de plástico de agua a pocos metros de empezar a correr, siempre est bienvenida. Me la echo por encima de la cabeza, porque a estas horas de la mañana el sol ya pega fuerte. Esta es mi parte favorita del triatlón. Cuando todos están cansados y mis piernas demuestran que están preparadas para adelantar a todos los que antes me adelantaron a mí, subido en la bicicleta. El 864, el 676, el 514. En estos momentos es cuando echo de menos a mi hermano. Él siempre tiene a un contrincante al que querer adelantar. “Mira, el 865, vamos a por él”, me digo como si estuviera a mi lado. Me funciona y también lo adelanto. Las dos vueltas al circuito de 4 kilómetros están a punto de terminar.
37:29 minutos después, llego a la meta. Lorena me espera con la mejor de sus sonrisas y con un beso que sabe a gloria. Mi primer triatlón en Australia ya ha terminado y me siento bien.

Es hora de recoger los trastos de mi sitio. Volver a casa y descansar. No hay mejor locura que la compartida con la persona que quieres. Lorena me ha animado en cada vuelta como si fuera a ganar la medalla de oro en ésta olimpiada de West Lakes.

Son las 16:15 de la tarde, la hora perfecta para dormir una siesta que me va a sentar como el mejor premio. Lorena me ha pillado ventaja y lleva un par de minutos con los ojos cerrados. Si a las 6:45 am de España me tuviese que volver a levantar para empezar otro triatlón, me haría el dormido y lo dejaría para otra mejor ocasión. Dulces sueños siesteros. 

Resultado final: Sam Tricolor.
                                                                              

6 comentarios:

  1. COMO SIEMPRE EL MEJOR BRO!!!!QUE GRANDE Y ENVIDIA A LA VEZ.....QUE BUENOS TIEMPOS EN TODO!!!!MUY GRANDE....

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  2. ...por cierto me encanta tu espalda.....

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  3. Ya pensé que te habías olvidado de nosotros u_u

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  4. Sabéis que si buscas "triatlón tatuaje" en google imágenes, sale la foto de la espalda tricolor de Sam?
    Jajajajaja xDDDDD

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  5. Felicidades por tu primera maraton en esa tierra tan bonita!! Que envidia más sana!!
    la proxima vez te tendrás que poner Free Suncream factor 100+++++ pa no dejar esas marcas!!!
    Besos.

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  6. Que buenoo!!! Genial!! si esk hasta en australia el primero!! Muchos besitooos!!!!

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