Fin de la Primera Parte de las aventuras de Lorena y Sam en Australia. Si quieres saber cómo nos va:

Y ahora, ¿Cómo es el invierno en Australia?

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jueves, 24 de febrero de 2011

17/02/11 Seven: Los siete pecados capitales

El fin de semana que estrenaron “Seven” en el cine, yo había conocido a una chica en un pub. Por aquel entonces yo debía tener 21 años (1995), así que estaba en plena ebullición hormonal. Fui a ver la película con la chica, de la cual no recuerdo ni el nombre.
Me pareció la mejor película que había visto en mi vida,  pero ella me dijo que le había parecido “infumable, aburrida y de una pésima calidad artística que rayaba lo grotesco”, si, la chica era pedante. Que donde se pusiera una película iraní o del Congo belga, que se quitasen estas americanadas insoportables, que no había por donde agarrarla.
Mis hormonas adolescentes no dejaban que a mi cerebro le llegase sangre, con lo cual mentí vilmente, pensando que si lo hacía tendría oportunidad de pillar algo esa noche. “Y tanto, donde se ponga una película de Corea del Norte que se quiten estas mamarrachadas”, creo que le dije.
Era muy triste lo que se tenía que hacer por aquella época para echar un polvo. Al final deje en la puerta de su casa a la chica y nos despedimos, diciéndonos que ya nos llamaríamos para volver a salir, “y el próximo día elijo yo la película, vale”, me dijo colocándose bien las gafas de pasta. De regreso a casa, las hormonas adolescentes regresaron a su sitio y mi cabeza pudo pensar fríamente. Evidentemente no volví a quedar con aquella chica nunca más.
“Seven una película mala…: es de las mejores películas que he visto nunca, no puedo quedar con nadie que piense lo contrario” y rompí el papel dónde estaba su nombre y su número de teléfono (el de su casa), todavía no había móviles, ni Facebook, ni iPhone, y además Lorena debía tener por aquel entonces 13 o 14 años. Así que,  Mal.

En estos pensamientos adolescentes me metió la clase de inglés de ayer por la mañana. Larry, el profesor canadiense de la State Library, abrió la caja de Pandora.
“Hoy vamos a hablar de los siete pecados capitales”, dijo a los diez minutos de empezar la clase. La parte asiática del aula (el 96%), sonreía tapándose la boca con la mano. El italiano, el ruso y yo, que completábamos la clase, estábamos expectantes.
“Quiero que cada uno piense qué pecado le gustaría tener”. Más risas asiáticas tapadas con la palma de las manos. Yo me lo tomo en serio y los quiero tener todos.

 
Gula: Soy un gordo luchador de sumo español que tiene su último combate contra tres coreanas subidas una encima de la otra. Mi entrenador no deja de darme salchichas australianas cocinadas en la barbacoa. Cada salchicha que entra dentro de mi cuerpo es un seguro de mi victoria. Caigo encima de la lona con la última salchicha saliéndose por la boca. Paso a otro pecado, este es demasiado grasiento.

Avaricia: Soy el hombre del saco y estoy convencido de que esta vez no se me va a romper. Una especie de Diógenes de la riqueza. Acumulo todo el dinero, oro, diamantes, petróleo, los bancos suizos son míos, las salchichas del gordo luchador de sumo también me las quedo. El planeta se ha convertido en un caos porque al hombre del saco ya no se le rompe nada. La avaricia no rompió mi saco y el mundo se fue a la mierda. Otro pecado, que con éste sólo juego yo.

Ira: Owen, el coreano que tengo a mi lado, se ha transformado en un Power Ranger. El azul. Quiere pegarme porque me quiere quitar las riquezas que he acumulado siendo el amo del mundo. Me ha quitado mi Power Ranger favorito y eso me ha puesto de muy mala leche. Me convierto en el Power Ranger amarillo y la furia desatada por nuestra pelea hace que nos echen  a los dos del aula de la State Library. Las peleas nunca fueron buenas. Me voy a casa.

Pereza: Me meto en la cama un 17 de febrero  y no salgo de ella hasta dentro de 30 años. Me he perdido el nacimiento de mis tres hijos, la cura del cáncer, el tercer campeonato del mundo ganado por España, el retorno de Camilo Sesto a la canción y los viajes a través del tiempo. Me mosquea sobre manera el no saber cómo hice para tener tres hijos si estuve durmiendo durante 30 años. Por si acaso, me levanto inmediatamente de la cama y paso de ser perezoso.

Soberbia: En esta vida dicen que hay que probarlo todo. La soberbia siempre me llevo a uno de sus sinónimos: Orgullo. “Y si pienso en Orgullo, qué es lo primero que me viene….”. Gay. Me retracto: no quiero ser soberbio para no tener que probarlo todo. Mala elección.

Envidia: Cuando uno empieza a quedarse calvo, inevitablemente se empieza a fijar en la gente que tiene pelo. “Por qué ese sí y yo no”, es lo que muchas veces me preguntaba. Entonces me monté la siguiente teoría: “el hombre borracho nunca se quedará calvo”. Tenía la certeza, comprobada científicamente, de que todos los borrachos que veía salir de los bares de mi barrio tenían una mata salvaje de pelo. Llevaban su peine en el bolsillo trasero de su pantalón y lo sacaban para mantener la compostura al llegar a su casa, se peinaban su mata de pelo intacta y llegaban a casa: borrachos, pero con el pelo bien peinado. Les tenía envidia y hasta pensé en convertirme en uno de ellos por si mi calvicie incipiente podía remitir si salía de los bares cada día borracho. Muchas de mis teorías son tan fáciles como esta, les dejé de envidiar por esa tontería y me fui hasta el último pecado.

Lujuria: He vuelto a entrar en el aula. Todos los alumnos han elegido la avaricia o la soberbia. Yo para animar  la clase les digo que me quedo con la lujuria. Las asiáticas se tapan la boca con la mano y el chico italiano sonríe. “Que te voy a contar a ti, teniendo el presidente que tenéis”, le digo. “Es que con los otros  pecados creo que no iba a tener demasiada suerte”, les acabo confesando. Lujurioso, pero sólo con Lorena, que conste.

Tanto pecado original me ha dejado la espalda molida. Mirando el reloj del gordo luchador de sumo me doy cuenta de que ya son las 14:03 en South Australia, a las 4:33 de la madrugada allí, espero que la pereza no os venza dentro de unas horas cuando tengáis que levantaros, no vaya a ser que os perdáis algo importante en vuestra vida.

3 comentarios:

  1. no te imagino como un sumo español ni un diogenes de la riqueza,muy bueno el relato de seven bro.....

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  2. pero sigo sin entender los colages(esta bien escrito)del gugu,tienen algun mensaje subliminal o es una paranolla ?

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  3. por cierto sabeis la noticia del año:ni libia,ni el madrid,ni messi,ni la ley sinde ni menos que gadafi se una suma entre rafael y camilo sesto si no esta.....http://www.youtube.com/watch?v=cfOa1a8hYP8

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