06/02/11 You see that o las chicas guapas también se tiran pedos

Una semana después de empezar a salir con Lorena, creo que tuvimos esta conversación:

“Si esto tiene que funcionar, creo que es el momento de que nos podamos tirar pedos libremente cuando estemos juntos”.

“Gracias, yo estaba pensando lo mismo”.

No importa quién dijo la frase mágica. Sucedió. Yo me tiré mi primer pedo en su presencia y todo empezó a funcionar perfectamente.

Muchas relaciones no funcionan por no saber compartir a tiempo los pedos. Por no decir a tiempo: “Cariño, yo también me echo pedos como los de tu perro”.

Eso me pasó a mí cuando era joven. Recuerdo que estaba saliendo con una chica. Llevábamos un par de meses juntos y estábamos en la playa. Atardecer romántico, tumbados sobre la misma toalla, el pelo mojado, el sabor de la sal en la piel. En uno de esos momentos románticos que preceden a un beso perfecto, mis intestinos tienen ganas de intervenir en la velada. Hice lo imposible por aguantarme, pero no fui capaz. “Inténtalo”, me dije, “igual es uno de los que no suenan, y con suerte, ni huelen”. Tome la posición adecuada para liberarme y lo dejé escapar. Fue uno de esos pedos sonoros que no hay por dónde esconderlos. Ella no dijo nada. Por un momento pensé que todo iba a quedar ahí, pero me soltó un:

“Eso ha sido un pedo…”, con voz escandalizada.

“No, no, han sido mis tripas, que me suenan así”, le mentí nervioso. La chica no se lo creyó, evidentemente, pero no dijo nada más. La tarde romántica empezó a decaer. No fuimos capaces de compartir algo tan íntimo y recogimos la toalla, la sal en la piel ya molestaba y el pelo seco después de un baño en la playa siempre es incómodo. Por supuesto esa relación pasó en mi vida sin pena ni gloria, desde aquel día en la playa.

Y eso me llevó a recordar lo que nos pasó esta madrugada.

Lorena habla mientras duerme. La mayoría de veces no entiendo lo que dice, pero esta noche, todo lo que dijo, lo entendí perfectamente.

4:45 am.

Rata, ta, ta,ta,ta, ta, ta. Lorena me despierta con uno de esos pedos que parecen una metralleta interminable. Mis ojos se abren completamente. No sé si me desperté antes del  inicio de su pedo, a la mitad o cuando ya estaba terminando. Pero por un momento pensé que un soldado americano retirado, estaba dentro de nuestra habitación matando vietnamitas. La metralleta se acaba y oigo a Lorena reírse.

“Ja, ja, ja… You see that”, dice claramente.

Y sigue durmiendo.

Yo no soy capaz de aguantar la risa.

“Nena, estás bien”, le pregunto riéndome.

Ella está completamente dormida, pero me repite en perfecto inglés: “You see that”, o sea, “Has visto eso”.

Claro que lo he visto, bueno, lo he sentido temblar dentro de las sábanas, amor. Pero no dejo de reírme por la frase genial a pesar de que estuviese durmiendo. Me paso la siguiente media hora sin parar de reír y preguntándome si tengo que despertarla para contárselo.

“Mejor espero a que se despierte sola y se lo cuento”.

 Haciendo el autodefinido de ésta mañana, nos preguntaban cuál era el gentilicio de los ciudadanos de la Meca, seis letras: empieza por M y termina por ano:

“No puede ser que sea Mecano”.

“Ponlo, a ver qué tal queda con el resto de autodefinido”

Exacto: ciudadano de La Meca: Mecano.

Me vino entonces a la cabeza la canción del grupo de los ochenta (claro, Mecano), y empecé a cantar “Aire”. Es increíble cómo puedo recordar la letra de canciones de grupos que detesto. Pero me sabía completamente el estribillo de la canción:

“Aire: soñé por un momento que era Aire: nitrógeno, oxígeno y argón, sin forma definida ni color”. Y de ahí me llevó a buscar de qué está compuesto el otro aire, el que hace que una relación amorosa funcione.

Composición química del pedo: nitrógeno, dióxido de carbono, metano y la cantidad variable de azufre que hace que huela más o menos. A parte de descomposiciones proteínicas,  bacterianas y sulfuradas, seguramente el pedo también debe tener feromonas que activan la secreción de endorfinas, dopamina y otros neurotransmisores que hacen del pedo una especie de cemento de unión a nivel bioquímico para qué las relaciones sentimentales sean perfectas y duraderas.

Además, Lorena es una cocinera estupenda, con lo cual, la calidad del producto de exceso muchas veces es excelsa. No hay más que ver de qué manera me ha preparado este mediodía los huevos con patatas. Excelente.

Si el amor entra por el estómago como se dice, entonces el pedo debe de ser producto de ese amor.

Me dejo ya de intimidades amorosas y os voy diciendo que aquí son ya las 20:05 de la tarde. Los huevos con patatas de éste mediodía se empiezan a perder por los rincones de toda la casa. Allí estáis a punto de terminar de desayunar (10:35 am), es buen momento para coger el autodefinido de El País de los domingos y llevárselo al lavabo para intentar terminarlo. Prometo que mañana no hablo de éstas cosas.