Un día te dan un pincel, un lienzo en blanco y tres botes de pintura: verde, rojo y azul. Con esos colores puedes hacer lo que quieras. Te van a convertir en el rey del expresionismo abstracto y todavía no lo sabes. Si mojas tu pincel en el bote rojo y luego lo mezclas con el verde, vas a conseguir el amarillo más vivo que jamás ningún ser humano haya conseguido. Vas a ser el mayor genio de la pintura norteamericana del siglo XX. Colocarás el lienzo en el suelo, mezclarás el rojo y el azul, sólo para que la gente se invente un nombre precioso de ese nuevo color: magenta. Te parecerá que es el nombre de una princesa persa que vivió 1200 años antes de que Cristo nos impusiese las nuevas reglas de su reloj. Vivirás enamorado de un color con nombre de princesa persa y morirás estrellando tu coche contra un muro de piedra que nunca debió encontrarse en tu camino. Te llamarás Jackson Pollock y mucha gente no entenderá que esas gotas de colores desordenadas sobre tus lienzos gigantes serán vendidos por millones de dólares años después de tu muerte. RIP.
Jackson Pollock nunca visitó la galería número 3 de la State Library de Adelaide. La sed que me producía el aire acondicionado de la State Library me llevó hasta la puerta de la sala 3. Me pareció verlo en forma de cuadro colgado en la pared. Gotas esparcidas sobre un fondo que representaba el borde derecho del río Torrens. La ciudad de Adelaide dibujadas por un fiel seguidor de Pollock. Me fijé en la edad del pintor. “Tiene mi edad y es capaz de hacer esto”, me iba repitiendo, mientras mis ojos no dejaban de admirar su pintura. Es increíble lo que la mezcla de tres colores pueden hacer si le pones un poco de imaginación. Nunca quise ser pintor, pero siempre me deja un cierto aire de perdedor cuando compruebo que alguien de mi edad puede hacer algo tan grande. Pollock le enseñó bien a este alumno aventajado. Las gotas que caen desde el cielo del lienzo trazan el borde exacto del río. He visto muchas veces ese borde de la ciudad. A veces hay familias de patos que cruzan el río, otras veces hay parejas de enamorados que no saben remar y dan vueltas interminables sobre el mismo sitio, junto a otros barcos que pasean por el río. No me fije nunca en ningún tipo de mi edad que hubiese colocado su lienzo sobre el césped del Elder Park. No vi la sombra de Pollock en la ciudad hasta que me colé en la inauguración de la galería de pinturas de la sala 3 de la State Library.
Un vaso de zumo de naranja y mi mejor sonrisa. Con eso entras en cualquier lugar. Le digo a la chica de la entrada que tenga un buen día antes de meterme dentro de la sala. Hoy es el día del gran estreno. Mesas con pan recién cortado, queso, frutos secos; vino blanco de Barossa Valley, zumos naturales y agua. La gente guapa de la ciudad se ha vestido de gala para encontrarse en la sala de exposiciones. Yo voy con mis pantalones cortos, mi camiseta verde pistacho y la gorra negra.
No se pueden hacer fotografías dentro de la sala, pero mi deber de reportero camuflado, en busca del alumno aventajado de Pollock, no deja de darle al click. “Click, click”, la gente guapa de Adelaide no deja de mirarme. Yo no dejo de sonreír y de pasear mi zumo de naranja por cada pintura que está colgada en la pared. Si tú respetas mi insolencia, yo respeto tu cobardía. Una foto más y me voy. No aparece el alumno aventajado de Pollock, así que decido que la inauguración ya ha terminado para mí. Hay también pinturas de aborígenes que imaginan su lugar de nacimiento muy alejado de lo que realmente es.
Dejo mi vaso de zumo encima de la mesa y me despido de la chica de la puerta volviéndole a desear un buen día.
Pollock se adelantó a la idea que yo iba a tener si hubiese decidido ser pintor. Coger un lienzo, dejarlo en el suelo y lanzar gotas contra él para dibujar lo que mi imaginación y mis manos deseasen, libremente.
Son las 13:00 en España y aquí ya son las 22:30 de la noche, mientras busco la obra cumbre de Pollock en las imágenes que me ofrece Google. No importa si las obras de Pollock fueron absurdas, lo importante en la vida es ser original, ser el primero en hacer algo que nadie ha hecho, y él lo consiguió. Ahora en Adelaide, un tipo de mi edad lo imita en la galería número 3 de la State Library.
http://muchachadanui.rtve.es/mundo-viejuno-el-oso-goloso.html
ResponderEliminarquieres decir que el cuadro esta hecho rollo polock con puntitos??
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