Fin de la Primera Parte de las aventuras de Lorena y Sam en Australia. Si quieres saber cómo nos va:

Y ahora, ¿Cómo es el invierno en Australia?

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domingo, 20 de marzo de 2011

13/03/11 Mariposas blancas en Mawson Lakes

"El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo" (proverbio chino)

La mariposa blanca se posa en uno de los abetos del jardín. Es mi momento de intimidad con la casa. Estoy regando el jardín y no dejo de mirar a la mariposa blanca que está sobre la rama del abeto mayor. No sé si dejar que siga encima del árbol o molestarla un poco. Apunto el chorro de agua hacia la mariposa. Es rápida y aletea con velocidad hacia otro de los abetos. Quizás sería mejor no molestarla. Pero tengo ganas de juego y la persigo con el chorro de agua que sale de la manguera. La mariposa parece que no quiere marcharse de mi jardín. Tanto aleteo ajeno me hace pensar en la teoría del caos que introdujo el matemático estadounidense Edward Lorenz: “Pequeñas variaciones en determinada condiciones iniciales, pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro; complicando la predicción a largo plazo”.
El aleteo de esta mariposa blanca en mi jardín  va a provocar un pequeño caos en el mundo de algunas personas. No soy el centro del mundo pero estoy en el inicio de éste caos.

Beijing (China), 18:30 pm.
La última carta en la pantalla del ordenador es un 8. Si quiere sentir la presión del juego hasta sus últimas consecuencias, tiene que clicar sobre el icono de “otra carta”. Chen clica y la pantalla le enseña el único número que no deseaba. Un 10. “Mierda, tenía que haberme plantado”, piensa mientras la ventana de su habitación se cierra violentamente. La amenaza de tornado que tanto anunciaban en las noticias parece ser real. “Necesito una sola mano de suerte, solo una maldita mano de suerte”.
La pantalla del ordenador le invita a introducir los 16 números de su tarjeta de crédito para que pueda seguir jugando. “Estoy pelado. Debería dejarlo. Sólo una más, sólo una más…”, la cabeza de Chen es un juego en el que la suma que dé 21 le da la vida. Si no llegas o te pasas de ese número, estás perdido. Chen está perdido desde hace meses. Su cuenta corriente hace tiempo que entró en números rojos. Acepta la siguiente mano. “Todo o nada”, se dice. El tornado está a punto de entrar en el barrio de Hutong, donde vive Chen. La primera carta es un As. Con una Jota, una Reina o un Rey, recupera el dinero que le hace falta para seguir con su vida. La puerta del comedor se cierra violentamente. “Una figura y el Black Jack es mío”, suplica Chen. Pide carta. La pantalla del ordenador está a punto de enseñarle el Rey de Corazones cuando la fuerza del tornado arranca de cuajo el  poste de la electricidad que abastece a su barrio. La casa de Chen se convierte en una tétrica estancia sin alma. “Noooo”, grita Chen, “era mi mano ganadora, no puede ser”. El tornado ha dejado sin  Black Jack a Chen. 

Kandahar (Afganistán), 15:00 pm.
Reza Amhid controla la plantación más grande de opio del sur de Afganistán. Tiene más de 50000 hectáreas de adormidera que le reporta cantidades ingentes de dólares manchados de sangre. Es el círculo vicioso de las drogas que financian al terrorismo y terroristas, que a su vez apoyan a traficantes y productores de opio como Amhid, que siempre lleva encima el fusil que le dio el jefe de los talibanes hace muchos años. El cielo sobre Kandahar se empieza a cubrir de una espesa masa negra indefinible. Amhid jamás había visto algo parecido. “Qué demonios es eso que viene por allí”, se pregunta abriendo los ojos sin dejar de mirar al cielo. La masa negra avanza a toda velocidad. Se mueve como una gran ola compacta. Amhid no es capaz de ver de qué se trata hasta que ya está demasiado cerca. Miles de mariposas gamma procedentes de Australia están hambrientas y se dirigen hacia su plantación de opio. “Maldita sea, qué cojones se supone que es esto”. Amhid dispara inútilmente su fusil al cielo. Las mariposas gamma arrasan con la plantación de Amhid en menos de una hora. Amhid ha perdido miles de millones de dólares por culpa de una plaga de mariposas australianas.


Moscú (Rusia) 13:00 pm.
La semana empieza helada en casa de los Tachenko. El padre de familia volvió a romper el techo del comedor y en pleno invierno eso es lo peor que les puede pasar.
“Vladimir, qué tenemos que hacer contigo. Todavía no tienes claro que tienes que agacharte al entrar al comedor”, la mujer de Vladimir está agotada de regañar a su marido por el mismo motivo.
“Lo volví a hacer. Lo siento”, se excusa el pobre de Vladimir.
“No sabes que hoy era el inicio de la mayor helada de la historia en Moscú”, dice la mujer. Metro ochenta de mujer que parece una enana al lado de los 2 metros y 21 centímetros de su marido.
“Me duele tanto la cabeza. Me estoy empezando a congelar”, se queja él.
“Todo ha sido por tu culpa. Y ahora quién va a venir a tapar éste agujero”.
“Me congelo, cariño, me congelo”, el señor Tachenko está a punto de desplomarse en el suelo del comedor debido al frío insoportable que está asolando la ciudad.
“No puedo más, te lo juro que lo he intentado durante años, pero ya no puedo soportar esto nunca más. Creo que quiero el divorcio Vladimir”, la señora Tachenko coge su abrigo de piel de leopardo y se lo pone encima.
“No me puedes hacer esto, cariño”, dice antes de desmayarse y caer sobre  el parquet del comedor. Moscú está sufriendo la mayor helada de la historia y el pobre Tachenko ha perdido también a su mujer. 


Mataró (España), 11:30 am.
Lleva tres días sin dejar de llover. La última tormenta ha dejado a mi pobre sobrina empapada. Vania tiene su guardería a menos de dos minutos de casa de mis padres y aún así se ha mojado tanto que ha empezado a estornudar sin parar. Le salen los mocos en cada estornudo y le duelen los oídos…

“Esto sí que no puede ser. Que por tu culpa se constipe mi Vania, no te lo paso”, me digo mientras sigo mirando a la maldita mariposa blanca que está posada en el abeto mediano de mi jardín.
Tengo que acabar con ella. Su  aleteo destructivo está cambiando el mundo. Cojo bien fuerte la manguera con la mano derecha. Me acerco sigiloso hacia el abeto en donde está ahora posada y apunto directamente al centro de sus ojos. Me mira con aire desafiante. No puedo fallar. Un aleteo más de la mariposa blanca en Mawson Lakes y nadie sabe qué puede pasar. Quizás en Berlín vuelvan a construir el muro que separe la ciudad en dos; o a José María Aznar le da por volverse a presentar a presidente del gobierno. Estoy a menos de dos pasos de la mariposa blanca. Cuento hasta tres  sin respirar y aprieto la pistola de agua de la manguera. El chorro ha destrozado el ala derecha de la mariposa. Intenta alzar el vuelo moviendo  su ala izquierda, pero no puede y cae en el agujero del abeto. Lo he conseguido. La mariposa blanca de Mawson Lakes agoniza en el césped de nuestro jardín, pero su última mirada se clava en mis ojos. No puede hablar, pero está claro que de alguna manera se vengará de mí.

6 comentarios:

  1. Lo que puedo llegar crear o destuir una simple mariposa,me ha gustado mucho bro....que gran pelicula "el efecto mariposa"

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  2. http://www.youtube.com/watch?v=oHJmDWzbV5w&feature=related venga el primero es muy facil....

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  3. http://www.youtube.com/watch?v=s0586GEH200&feature=related un grande para recordar

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  4. Por cierto que grande es corbalan muy bueno.....VAYA PANTALONES!!!!!

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  5. LA berdad nose que decir sobre la dichosa mariposa blanca pero creo que te a dado mucho trabajo pero por fin as terminado con ella
    y el señor TACHENCO es que es muy grande

    os queremos mucho BESOSSSSS

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  6. Y pensar que en la aldea, he visto la planta adormidera por los muros, y desconocía que fuese droga. Mi abuela pedía que le pusieran esa planta debajo de la almohada cuando estaba ya muy malita. Como sabia ella.Siempre me sorprendió, se murió cuando yo tenia 10 años.

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