Los conductores de autobuses en Adelaide tienen un trabajo sencillo. Salen desde el centro de la ciudad con el autobús que le ha tocado ese día, pongamos que el número 7, y saben que su parada final es Blair Athol; pues lo que tienen que hacer es coger la carretera A1, también llamada Main North (pintada de azul en el mapa) e irse parando cada 500 metros aproximadamente, con números correlativos que van de la Stop 1 ,cuanto más cerca estés del centro de la ciudad, y acabas tu trayecto en la parada 25 de Blair Athol. Se detienen en su destino final y vuelven a la ciudad por la misma carretera, sin tener que meterse dentro de ningún suburbio. Carreteras rectas y amplias en donde solo se tienen que preocupar de escuchar la señal de próxima parada, esperar que salgan los pasajeros y vuelta a empezar. Que mañana les toca el autobús 222 y tienen que ir hasta Hawthorn, pues cogen Unley Rd (sur de la ciudad y línea roja en el mapa) y van parando cada medio kilómetro si es necesario.
Hoy decido cambiar la clase de los lunes que me cuesta 2$, por una clase gratuita en la State Library (o biblioteca del estado). La manera de conocer el nombre de cada alumno es sencilla: doblas un trozo de cartulina por la mitad y pones tu nombre con buena letra y bien visible. El trozo de cartulina que me toca ya ha sido utilizado antes. Con lo cual, cuando yo dejo visible mi nombre al resto de los alumnos, a mi me queda el nombre de otro alumno que hoy no ha venido a clase. Para el resto de alumnos soy Sam, pero para mí, hoy yo soy Larry.
“Hola, me llamo Larry y vengo de la parte francesa de Canadá. En Canadá era conductor de autobuses dentro del centro urbano de mi ciudad y he venido a Adelaide porque mi amigo Andy, que también es conductor de autobuses, se vino a trabajar aquí y me contó lo fácil que era conducir un autobús en esta ciudad”.
Estoy a punto de darle la vuelta a la cartulina y decirles eso a mis nuevos compañeros de clase, pero por desgracia hay alumnos que ya me conocen y quedaría feo inventarse una nueva personalidad a estas altura de la película. Ahora, si algún día empiezo en una nueva clase y no conozco a nadie; me inventaré un nombre, un país y una profesión diferente para ver qué se siente siendo autobusero canadiense de la parte francesa, jardinero polaco o bombero-torero portugués.
Me quedo imitando acentos diferentes para mis próximas nuevas clases, que ya son las 14:00 pm aquí y tengo ganas de comer; allí son las 4:00 am y en cualquier ciudad con buenos autobuses urbanos, seguro que ahora todos están fuera de servicio.
hey larry!!!que tal!!!
ResponderEliminarestaria guay que fueses bombero-toreo podias poner los huevos en el suelo y el alma en el ruedo,y no importa lo que te venga para que sepas que te tequiero como un buen bombero -torero....jajajajajajaja!!!!!!
ResponderEliminarDe noviembre hasta enero
ResponderEliminarsé que te necesito,
ay de junio a febrero
quiero que estés conmigo
Y en marzo el amor
en diciembre tú y yo
no importa mi amado,
si hay, si hay que ser... un bombero-toreo!!!!