03/11/10 Una casa en las afueras

Antes de contaros cómo ha sido nuestra primera experiencia al visitar una casa en las afueras  de Adelaide, os voy a explicar un par de chismorreos de mis clases de inglés.

Las etiquetas en donde ponen nuestro nombre y que debemos colocarnos de forma visible para que todos conozcan cómo nos llamamos, lógicamente, se tienen que poner horizontalmente. Para que el resto de la clase pueda leer: SAM, y no que tengas que ladear la cabeza para leerlo. Pues todos los alumnos japoneses se cuelgan su nombre verticalmente. No hay fallo: los japoneses son verticales. Este es otro detalle más que delata cuál es el origen del alumno japonés. Aparte de que si es chica lleve dos kilos de maquillaje en la cara para parecer más blanca de lo que realmente es.

Otra cosa que nunca falla en los primeros minutos de las clases de los miércoles, es la pregunta que hace el profesor Steven a casi todas las chicas asiáticas que están en clase: “This is your first time here?”, o sea, si es la primera vez que vienen a clase. La respuesta también siempre es la misma. Llevan viniendo hace más de dos o tres semanas y todavía es incapaz de distinguirlas.

Y ahora nuestra primera visita a una casa en las afueras de Adelaide. El suburbio se llama Unley, así que tenemos que tomar el tranvía. Si lo utilizas solo por el centro de la ciudad es gratuito, pero si tienes que viajar fuera del centro te cuesta 4.70$. En menos de diez minutos estamos en nuestra parada. Pero todavía tenemos que caminar 20 más hasta llegar a la casa.

En la entrada nos espera un tipo enorme que para que os hagáis una idea es la suma de Pavaroti (cuando estaba vivo)  + Homer Simpson + Peter Griffith menos Torrebruno.

Le saludamos educadamente y visitamos la casa. Por internet todo se ve mejor. La casa es estrecha, todo el suelo es una especie de esparto que tiene pinta de dejarte los pies destrozados si quieres ir descalzo por la casa. La cocina, el comedor y el recibidor están comunicados sin separación y los fuegos de la cocina son minúsculos. Se nota que a los australianos no les gusta demasiado cocinar. Lo único que parece salvarse es la zona exterior donde hay un jacuzzi, pero el desencanto es tan grande que en menos de cinco minutos salimos del lugar teniendo claro que ésta no será la casa donde vamos a vivir.      

Eso sí, la experiencia de visitar una casa de esta manera nos parece original. Han venido un par de chicas a la misma hora que nosotros y han hecho lo mismo: saludo al tipo gordo, visita rápida a la casa y hasta luego Lucas. No nos desanimamos: Seguiremos buscando.

Aprovechándonos que en el McDonald´s más cercano a casa hay wifi free, hacemos una merienda-cena y colgamos las fotos de las siguientes entradas del blog. Son las 19:00 de tarde en un McDonald´s de Adelaide, las 9:30 am en alguna cafetería de España donde podéis tomaros unas ricas tostadas con mantequilla. Afortunados los que saben comer bien.