Singapur

18/10/10

Nos han robado 6 horas de sueño sin darnos cuenta. El reloj de mi muñeca todavía marca las 2:00 am,  pero el sol que entra por  la ventanilla del avión nos indica que ya ha amanecido en Singapur.

Sin haber casi dormido y con ganas de estirar las piernas entramos a la Terminal T2 del aeropuerto Changi de Singapur. Tenemos otras 15 horas de espera hasta volver a coger el avión que nos lleve a Adelaide. El aeropuerto es gigantesco y silencioso.  Hay pantallas de vuelos que van a Sidney, a Kuala Lumpur, a Jakarta, a Auckland. Lugares que antes estaban demasiado lejos para imaginarse ir allí. Ahora todo queda relativamente cerca.

Buscamos la zona donde se puede coger un bus para ir gratis a la ciudad y visitarla un poco. El siguiente Free Tour es a las 14:00. Paseamos por tiendas conocidas que acaban estando en todos los rincones del mundo. Eso sí, ni Zara, ni H&M, ni ninguna de las tiendas baratas que nos visten allí. Estamos cansados y la mejor opción antes del Free Tour es meterse en el Free Cinema que hay en la planta de arriba. No importa la película que hagan:vamos a ponernos la alarma del móvil 15 minutos antes de las dos de la tarde y en menos de diez segundos estaremos durmiendo.

El grupo del Free Tour sale puntual de la T2 hacia la T3. Nos lleva una especie de metro sin conductor que sobrevuela las dos terminales. El primer contacto con la ciudad-estado es de golpe de calor insoportable. 32ºCy casi el 80% de humedad. Es como estar en Barcelona el 15 de agosto a las tres de la tarde. Nos montamos en el autobus y lo único que nos da tiempo a ver de Singapur es un templo chino con dragones, dioses del mar y la montaña, olor a incienso y un par de murciélagos viviendo en el tejado del templo.

Otros diez segundos después de montarnos en el autobús nos volvemos a quedar dormidos sin remedio. A mi me da tiempo de ver una calle del barrio chino, un par de edificios altísimos de oficinas, y tres campos de golf. Y ya. 

Vuelta al aeropuerto para que pasen las horas: que si  las escaleras mecánicas están colocadas al lado contrario que en España, que si los lavabos son de lujo y al acercarte te dan agua, jabón y te secan las manos como si estuvieras en un hotel de cinco estrellas, y con los paseos nos da por volver a comer. Además de que hay unas pantallas en donde el limpiador del lavabo te pide que le pongas nota a su servicio.

Un restaurante japonés en Singapur es la mejor opción de las que vemos en la planta tres de la T3. Otra vez Noodles picantes, como en el desayuno de ésta mañana-madrugada. 

Dejamos que el tiempo pase y buscamos nuestro vuelo en las pantallas de la T3.

Son las 19:44 en Singapur, las 13:44 en Vigo.