Fin de la Primera Parte de las aventuras de Lorena y Sam en Australia. Si quieres saber cómo nos va:

Y ahora, ¿Cómo es el invierno en Australia?

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viernes, 22 de octubre de 2010

17/10/10 Barcelona – Singapur

Puerta D18. Vuelo SiA 377

Nuestra nueva vida empieza justo detrás de la puerta D18 del aeropuerto de Barcelona. Los trámites son idénticos a cualquier vuelo. Enseñamos  la tarjeta de embarque a la azafata de turno y tras la sonrisa forzada de aprobación, llegamos  hasta la puerta del avión.
Las azafatas nos saludan vestidas con trajes de colores alegres y esa ya es una buena manera de empezar el viaje. El asiento asignado esta casi en la cola del avión (51 A y 51 B). Cruzamos los asientos individuales de la clase Bussiness y de First Class con un poco de envidia. Asientos de piel, reposabrazos de cuero, almohadas de verdad… Nosotros tenemos una manta marrón con pinta de haberse fabricado en los años 80 y una almohada del mismo tono que permitirá que nuestro cuello no sufra demasiado.
Los asientos están repartidos de tres en tres: tres asientos por tres filas en toda la Economy Class. Nuestra compañera de asiento es una australiana viejuna que lleva una bolsa de caramelos Werther que come sin parar. Ella está en la parte de pasillo, con lo cual, cada vez que queramos salir a caminar o ir al  lavabo, tendremos que molestarla.

El avión llega rápido a Milán. Es la primera parada técnica. Recoge a los pasajeros que faltan y cambian de azafatas hasta Singapur. Las nuevas azafatas nos traen calcetines limpios, auriculares, cacahuetes, agua o zumo de naranja, la comida del domingo y todo lo que necesitemos.
Tenemos una pantalla delante de nosotros que nos va a proporcionar películas, series de TV, música, juegos,  información del vuelo en tiempo real,  para no aburrirnos en las horas que nos quedan hasta llegar a Singapur.

Pasan las horas y la señora australiana no se ha movido un centímetro de su asiento. Eso de la incontinencia urinaria cuando uno se hace mayor no debe funcionar a los australianos. Nosotros ya hemos tenido que pedirle un par de veces que nos deje pasar para ir al lavabo y ella sigue sentado en su sitio sin moverse. Intento dormir, pero el té debía tener más teína de la habitual y soy incapaz de cerrar los ojos. Lorena le pide clemencia a la vejiga de la señora australiana para que reclame su momento y yo en cuanto noto que despega un poco sus ojos, le pido que nos vuelva a dejar pasar.  Hay que estirar un poco las piernas y con una señora inmune a la llamada de la naturaleza, va a ser muy complicado moverse de nuestros asientos.

Después de varias películas, alguna cabezadita y un desayuno a base de Noodles con pimiento picante, zumo de naranja y yogurt refrescante de fresa, el paso inexorable de las horas nos lleva hasta nuestro primer destino: Singapur.
Aterrizamos un día después de nuestra partida desde la puerta D18 del aeropuerto de Barcelona y por fin, la encantadora señora australiana se levanta de su asiento.

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